La
falta de apoyo paterno durante la infancia está asociada con mayores índices de
depresión y problemas de salud crónicos.
El estudio fue realizado por
investigadores de las Universidades de Albany y Michigan y publicado en la revista Psychology
and Aging. Los autores estudiaron 2.905 adultos de entre 25 y 74 años. Les
preguntaron acerca de la disponibilidad emocional de sus padres durante su
infancia, con preguntas como "¿Cuánto podía confiar en él o ella para
hablarle de cosas que le estaban molestando?", o "¿Cuánto amor o
afecto de dio?" También se evaluaron mediante cuestionarios la existencia
de síntomas depresivos y enfermedades crónicas y el nivel de autoestima. Los
resultados indicaron que la salud física y mental de los adultos se ve afectada
no solo por factores psicosociales actuales sino también por factores
psicosociales acaecidos en la
infancia. Una falta de apoyo por parte de los padres durante
la infancia estaba asociada a un mayor índice de síntomas depresivos y
enfermedades crónicas (como hipertensión, artritis y problemas urinarios) en la
edad adulta. Parece ser que el apoyo paterno en la infancia moldea la sensación
de control personal, la autoestima y las relaciones familiares, lo cual, a su
vez, afecta la salud física y mental en los adultos.
El rechazo social activa los centros del
dolor del cerebro
Este estudio fue dirigido por Naomi I.
Eisenberger, de la Universidad de California, y publicado en la revista Science. Según
la autora, "hay algo en el rechazo de los demás que es percibido tan
perjudicial para nuestra supervivencia como algo que puede dañarnos físicamente
y nuestro cuerpo lo sabe automáticamente". Eisenberger y sus colaboradores
crearon un juego de ordenador en el que los participantes en la investigación
creían que jugaban con dos personas más. En algún momento, los otros jugadores
excluían del juego a esta persona, de modo que parecía que estaba siendo
rechazada por los demás y le impedían jugar. Esto ocasionaba una activación de
la zona del cerebro que se activa también ante el dolor físico. La tendencia a
experimentar el rechazo como un dolor agudo puede haberse desarrollado en los
humanos como un mecanismo defensivo de la especie, afirma Eisenberger.
"Debido a que tenemos una infancia larga y necesitamos que nos cuiden, es
muy importante que permanezcamos cerca del grupo social. De lo contrario, no
vamos a sobrevivir. La hipótesis es que el sistema de apego social que hace que
no nos separemos del grupo, se asienta sobre el centro del dolor para asegurar
la supervivencia de la especie". Del mismo modo que un niño aprende a
evitar el fuego al quemarse, las personas pueden aprender a permanecer unidas
porque el rechazo provoca malestar en el centro del dolor, explica Eisenberger.
Tras un intento de suicidio, el peligro de
volver a intentarlo permanece durante años
Las personas que intentan suicidarse
corren un mayor riesgo de quitarse la vida años después. Este estudio fue
realizado en un grupo de 100 personas en Helsinki, Finlandia, que habían
intentado quitarse la vida utilizando veneno en 1963. La investigación extendió
durante 37 años. Cerca de dos tercios de estas personas se habían suicidado 15
años después de primer intento. Al final del periodo de estudio, 54 personas se
habían suicidado. Los resultados de esta investigación aparecen publicados en la revista Journal of
Psychology.
Uno de cada cinco hombres tiene
"cerebro de mujer"
Según un estudio realizado por
investigadores de la Universidad de Cambridge, 1 de cada 5 hombres tiene un
cerebro femenino y una de cada 10 mujeres tiene cerebro masculino. Simon
Baron-Cohen, director del estudio, afirma que no todos los hombres tienen el
típico cerebro masculino que se centra en ser bueno en matemáticas, lectura de
mapas y realización de listas, por ejemplo, y no todas las mujeres tienen un
cerebro femenino centrado en la empatía, el deseo de charlar y la capacidad
para consolar a la gente. En
la investigación se le pidió a un grupo de 278 personas de ambos sexos que
completaran un cuestionario designado para medir su capacidad de empatía hacia
otros y su habilidad para entender y analizar sistemas. Encontraron que el 14 %
de las mujeres y el 17 % de los hombres puntuaron más alto en las pruebas en
que el sexo opuesto puntuaba más alto. Así mismo, un 33% de las personas tenían
un cerebro equilibrado, mostrando características de ambos sexos.
FUENTE: cepvi.com
Grupo
Profesional de Licenciados/as en Psicología y Especialistas en Psiquiatría.
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