Lidiar con las Criticas
La diferencia entre la crítica negativa y la crítica destructiva
La crítica negativa es esa que está hecha de forma respetuosa con el
creador del trabajo objeto de crítica pero en la que se apunta una o una serie
de cosas que según el crítico son susceptibles de mejora. Este tipo de crítica
suele ir acompañada de argumentos que respaldan las afirmaciones que contiene
la crítica.
La crítica destructiva, en cambio, es aquella en la que se falta el
respeto al creador del trabajo objeto de crítica y, además, se apunta una o una
serie de cosas que según el crítico están mal hechas. Este tipo de
crítica, a diferencia de la anterior, no suele ir acompañada de argumentos sino
de meras afirmaciones por parte del crítico.
CÓMO LIDIAR CON CADA TIPO DE CRÍTICA
Pues bien, diferenciadas las dos clases de críticas, hay que decir que tan
sólo la primera nos sirve para mejorar nuestro trabajo.
La crítica negativa está hecha con buena fe. La persona que nos la hace
quiere que nos demos cuenta de un fallo que según su parecer tiene nuestro
trabajo. Es más, nos ayuda a que lo veamos y, algunas veces, nos sugiere
soluciones al problema.
¿Cómo lidiamos con este tipo de críticas? Nosotros, hemos de mostrarnos
agradecidos con la gente que nos haga este tipo de críticas pues su aportación
nos ayuda a mejorar nuestro trabajo. Ahora bien, agradecerle su crítica no es
suficiente. También tendremos que defender nuestra postura mostrándole los
argumentos que la respaldan e intentar convencerle de que la razón está de
nuestra parte. Es decir, trataremos de convertir una crítica negativa en
positiva. En cambio, en el caso de que nosotros sepamos que la otra persona
tiene razón tendremos que reconocerle que está en lo cierto y se lo
agradeceremos.
La crítica destructiva, en cambio, está hecha con mala fe. Quien la hace
tiene mala sangre y lo único que trata de hacer con su crítica es hacer daño y
desprestigiar a quien hizo el esfuerzo de crear algo de valor. Esa gente es no vale la pena. No es casualidad que la mayoría de críticas destructivas
vengan de personas mediocres que jamás han hecho nada de valor en sus vidas.
¿Qué les empuja a hacer críticas destructivas? Dos cosas: la envidia y el
placer con el dolor ajeno. Por lo tanto, la mayoría de las veces que recibamos
una crítica destructiva será señal de que algo estamos haciendo bastante bien,
pues ya empiezas a salir envidiosos resentidos.
¿Cómo lidiamos con este tipo de críticas? A palabras necias oídos sordos. Exacto, hemos de mostrar una total
y absoluta indiferencia frente a tales críticas. Son críticas sin fundamento
que lo único que tratan de hacer es dañarnos psicológicamente y ensuciar
nuestra buena reputación. Este tipo de crítica es como un dardo envenenado que
no hay que dejar que traspase nuestra coraza.
Lo que nunca hay que hacer es responder a una crítica destructiva. “¿Por qué?
Yo quiero limpiar mi honor” Sí, lo sé, pero si la respondes lo único que vas a
conseguir es empeorar las cosas. Si le respondes iniciarás una guerra de
recriminaciones que poco a poco irá subiendo de tono e, inevitablemente, tu
imagen se verá afectada. Como ves, nada que ganar y mucho que perder. Así que
mejor no respondas y deja que los demás se descalifiquen por ellos mismos.
Se puede convertir a quien hace una crítica negativa para que cambie de idea y
haga una positiva. Ahora bien, no se puede convertir a alguien que hace una
crítica destructiva. Estos son un caso perdido, así que no gastes ningún
esfuerzo en intentarlo.
Las críticas positivas
Las críticas positivas son las que suelen abundar más. Estas críticas, la
mayoría de veces, te sirven para ver que estás haciendo las cosas bien y que
vas por el buen camino. Ahora bien, hay que ir con mucho ojo con este tipo de
críticas pues nos pueden hacer caer en la complacencia. Podemos pensar que
nuestro trabajo es el mejor y que no hay que hacer cambios, cuando en realidad
nuestro trabajo empeora día a día sin que nos demos cuenta. Por lo tanto, la
crítica positiva se agradece pero no se toma en cuenta. Hay que intentar que
nos afecte lo menos posible a nuestro ánimo. En una maratón quien va primero
nunca frena por recibir aplausos sino que sigue igual que antes, impasible.
Nosotros estamos corriendo una maratón. Ganaremos no por hacer un par de
sprints más rápido que los demás sino por mantener un buen ritmo durante toda
la carrera.
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