miércoles, 28 de mayo de 2014

Síndrome de la rana hervida




 “Si pones una rana en una cazuela con agua hirviendo, la rana inmediatamente salta y escapa de la amenaza.
Si la dejas en agua fría y vas aumentando la temperatura lentamente la rana  queda amodorrada poco a poco  y perece hervida. Cuando la temperatura es insoportable la rana ya no tiene fuerza para saltar y escapar.”
Olivier Clerc escritor y filósofo francés escribió con un lenguaje sencillo y comprensible la fábula de “La rana que no sabía que estaba hervida” en la que muestra enseñanzas muy valiosas que pueden ser utilizadas en diversos contextos.
Esta fábula está pensada para llevarla a nuestras vidas, para que reflexionemos sobre el modo de vida que llevamos, y sus posibles consecuencias.




El síndrome de la rana hervida es un hecho que se utiliza en muchos campos –desde la psicología hasta el cuidado del medio ambiente–.
Se le llama así porque comienza con una ejemplificación muy fácil de entender: si ponemos una rana en agua hirviendo, esta saltará; sin embargo, si ponemos a la rana en agua fría y la vamos calentando poco a poco, morirá sin darse cuenta.
Digamos que es una forma un poco más delicada de decir que las personas nos acostumbramos a las cosas malas hasta un punto en que las vemos normales.
Pero, ¿cómo influye esto en nuestras relaciones?
La rana hervida en las relaciones
El síndrome de la rana hervida se puede dar de varias formas:
  1. En un caso que tiene solución –si la queremos–, cuando en una pareja estable y de años, determinadas situaciones negativas o cosas que nos molestan en el otro se van repitiendo con el paso del tiempo y aún así no hacemos nada por cambiar la situación, sino que nos acostumbramos hasta que la relación “muere”. Si bien esto no es saludable –ya que una relación debe basarse en el amor, la compañía, la confianza y el respeto mutuo–, es algo que puede cambiarse a tiempo.
  2. El síndrome de la rana hervida se manifiesta en aquellas personas que viven una relación de maltrato. Si nunca has vivido una situación así, puede que te pregunte cómo una persona llega al punto de dejarse maltratar a unos niveles tan grandes –ya sea físico o mental– y no llega a reaccionar a tiempo, o por qué las personas maltratadas tienen esa relación de dependencia.
  3. Si has vivido la situación, puede que lo entiendas un poco mejor.
En general, el maltrato no comienza con situaciones fuertes. El perfil del maltratador –en general- es el de una persona amable, que poco a poco va tomando una serie de actitudes
poco saludables que implican un maltrato hacia la otra persona. La víctima suele acostumbrarse poco a poco a esto –como la rana al agua cada vez más caliente– para intentar “salvar” la relación. En el mejor de los casos, llega un límite en el que se decide dar fin a la relación.
Las situaciones de agresión más violentas, como los golpes, los gritos y los insultos graves, vienen sucedidos de un período largo de tiempo en el que el maltratador ha desvalorizado a su víctima, ha conseguido un escenario perfecto con pequeños hechos. En la mayoría de los casos de maltrato, hay un cambio lento pero real en el tipo de relación que llevan dos personas.
El síndrome de la rana hervida en otros ámbitos de la vida
Sin embargo, este síndrome puede aplicarse también a otros ámbitos de la vida y la salud en los que el cambio se ve tras un largo período de tiempo. Un ejemplo claro es el cambio en el peso corporal –ya sea subir o bajar–.


También sucede con la personalidad, en el cambio climático, en las políticas económicas, y si nos ponemos a pensar, con casi todo en esta vida. Lo importante es ver cómo los cambios que son lentos y graduales a medida no los percibimos, mientras que el cambio brusco sí. En el caso de que la situación sea negativa, lógicamente es malo acostumbrarnos a ella, y llegar a darnos cuenta de que algo está mal cuando, en muchos casos, ya no hay vuelta atrás.

¿Sientes que estás padeciendo el síndrome de la rana hervida? Si es así, por lo menos has conseguido reconocer el primer punto.
Solo hay que armarse de valor para cambiar la situación!!!



















viernes, 23 de mayo de 2014

Preguntas inadecuadas o indiscretas

Qué hacer ante una pregunta inadecuada o indiscreta





Estás cenando con unos amigos y, de repente, alguien te suelta una pregunta indiscreta, ruda o inadecuada. La comida se te queda trabada en la garganta, le miras y te preguntas cómo es posible que haya dicho tal cosa. Creo que es una situación bastante común por la que todos hemos pasado. ¿Por qué las personas hacen este tipo de preguntas? Y lo que es aún más importante, ¿cómo responderles?
Rebuscando en las causas que originan las preguntas inadecuadas
Una de las razones más evidentes por las cuales las personas hacen preguntas inadecuadas o rudas es que no se dan cuenta de ello. Por muy extraño que nos parezca, hay gente que no tiene mucha sensibilidad social y pueden sacarse preguntas debajo de la manga que están bastante fuera de lugar. Estas personas no se caracterizan precisamente por su empatía y no se dan cuenta de que sus comentarios o preguntas pueden herir tu susceptibilidad.
Otra posibilidad es que no compartan tus mismos valores. Por ejemplo, hay personas para las cuales hablar de sexo con desconocidos es algo perfectamente normal pero hay otras
que consideran este tema un tabú. Si la otra persona no te conoce bien y no sabe cuáles son tus temas tabú, es probable que te lance una pregunta que consideras indiscreta o inadecuada.
Otra razón implica una postura de rebeldía. Es decir, la pregunta en realidad no es importante porque ha sido realizada con el único objetivo de decirte que comprende a la perfección lo que consideras socialmente aceptable pero no le interesa. En estos casos, se trata de un desafío.
Otro motivo es el simple enfado, ira u hostilidad hacia ti; sentimientos que pueden ser conscientes o inconscientes. Un ejemplo clásico es cuando tu pareja se siente celosa y te lanza preguntas rudas o inadecuadas delante de los demás. O cuando una persona siente envidia e intenta hacerte quedar mal. 
Finalmente, otro motivo que puede generar una pregunta inadecuada o ruda descansa en el mecanismo de identificación con el agresor. Es decir, la persona en vez de sentir simpatía con la víctima, se alía con el agresor y asume su postura. Como ella misma ha sido víctima en algún momento, asume el papel del agresor con los demás y les lanza estas preguntas que los pone en una posición incómoda. Obviamente, se trata de una actitud que se asume de manera inconsciente.
¿Qué hacer?
1. Mantén tus reacciones bajo control. Es normal mostrar un poco de sorpresa porque normalmente estas preguntas nos toman desprevenidos pero intenta controlar tus emociones porque mostrarte nervioso o avergonzado solo servirá para añadir una tensión innecesaria al asunto.
2. Tómate unos segundos para pensar lo que vas a responder. No te apresures en dar una respuesta, tómate tu tiempo para pensar qué vas a decir y si quieres responder a la pregunta. Recuerda que no estamos obligados a dar una respuesta. 
3. Sé honest@. La mentira nunca es buena consejera. Si vas a responder, di la verdad. Si no lo vas a hacer, simplemente sonríe y di algo como: "prefiero no responder a eso". No obstante, lo mejor es buscar alguna salida divertida, esto relaja las tensiones y ahoga la pregunta entre risas.

LA CLAVE PRINCIPAL:
La persona que se comunica asertivamente expresa con claridad lo que piensa, siente o necesita, teniendo en cuenta los derechos, sentimientos y valores de sus interlocutores.
Para esto, al comunicarse da a conocer y hace valer sus opiniones, derechos, sentimientos y necesidades, respetando las de las demás personas.
La comunicación asertiva se fundamenta en el derecho inalienable de todo ser humano a expresarse, a afirmar su ser y a establecer límites en las relaciones sociales.


Algunas frases célebres sobre comunicación:
“Lo más importante en la comunicación es escuchar lo que no se dice”. (Peter Drucker) 

“Cuando la gente habla, escucha por completo. La mayoría de la gente nunca escucha”. (Ernest Hemingway)

“El mayor problema en la comunicación es la ilusión de que se ha logrado”. (George Bernard Shaw) 

“Dame el don de un corazón que escucha”.  (El rey Salomón) 

“Las cosas más importantes son los más difíciles de decir, porque las palabras en lugar de reducirlas”. (Stephen King) 

























Fuente: rinconpsicologia.com. .Jennifer delgado.

jueves, 8 de mayo de 2014

Todo depende de ti... !!!


El hombre y la piedra




  • El distraído tropezó con ella,

  • El violento la utilizó como proyectil,

  • El emprendedor construyó con ella,

  • El campesino, cansado, la utilizó de asiento,

  • Drummond la poetizó,

  • David la utilizó para derrotar a Goliat,

  • Miguel Ángel le sacó la más bella de las esculturas.






En todos los casos la diferencia no estuvo en la piedra, sino en el hombre.


No existe piedra en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento!!


Anónimo













lunes, 5 de mayo de 2014

Educación en igualdad




Educar es proporcionar una formación integral que permita a niños y niñas una formación plena y que ayude a configurar su identidad, así como construir una concepción de la realidad que integre a la vez el conocimiento y la valoración ética y moral de la misma.
Educar en igualdad quiere decir educar sin diferenciar los mensajes en función del sexo, y educar bajo valores como respeto hacia los demás.
La educación en igualdad es un estilo educativo, un proceso de transformación social que apunta a una convivencia entre los sexos alejada de la opresión mutua y tendente a una relación de justicia y respeto y en interés de una formación integral y una efectiva igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

¿Qué es la coeducación?

Educar es proporcionar una formación integral que permita a niños y niñas una formación plena y que ayude a configurar su identidad, así como construir una concepción de la realidad que integre a la vez el conocimiento y la valoración ética y moral de la misma.
Coeducar implica educar sin diferenciar los mensajes en función del sexo.
La coeducación es un estilo educativo, un proceso de transformación social que apunta a una convivencia entre los sexos alejada de la opresión mutua y tendente a una relación de justicia y respeto y en interés de una formación integral y una efectiva igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
La coeducación es una de las herramientas más útiles para poder acabar con la desigualdad transformando así la realidad.
La escuela, en tanto que formadora de actitudes de niños y niñas, constituye una plataforma excelente para la superación de los perjuicios sexistas y para la provocación de un cambio en profundidad de las estructuras y de las prácticas sociales no deseables. Esto los lleva a hacer una reflexión global importante sobre qué enseñamos, cómo lo enseñamos, dónde nos dirigimos en cada paso que damos. En la escuela es posible contribuir a los procesos de socialización del alumnado evitando estereotipos sexistas.
La coeducación hoy: 10 ideas base (por Marina Subirats, Catedrática de Socioloxía de la Universidad Autónoma de Barcelona).

1.    Hacer el máximo esfuerzo para que las niñas y niños vayan a la escuela, cuando menos en las edades de escolarización obligatoria.
2.  Conseguir que las niñas y los niños acudan a los mismos centros educativos y compartan las mismas aulas.
3.  Promover el acceso de las niñas, en igualdad de condiciones, a todas las formas de cultura, conocimiento, currículum, actividades, recursos, juegos, deportes ... a los que tienen acceso los niños.
4.   Analizar los elementos de poder y autoridad, el uso del lenguaje, los usos de los espacios y los tiempos, los libros de texto, el currículum oculto, las formas de deporte, etc.
5.   Rescatar e introducir sistematicamente la figura de mujeres que tuvieron importancia en algún ámbito de la cultura o la sociedad.
6.    Rescatar e introducir sistematicamente elementos característicos de las tareas de género para la superación de los estereotipos.
7.     Establecer un plan de trabajo para modificar pautas sexistas.
8.     Modificar la distribución del poder en los centros.
9.  Enseñar a las niñas a participar con eficacia en los juegos y deportes tipicamente masculinos.
10. Considerar toda la cultura escolar a la luz de valores tradicionalmente femeninos.
























Fuente: igualdade.xunta.es/es/content/educacion-en-igualdad