Casi siempre, tendemos a juzgar a
las personas por su apariencia, y no esperamos a conocerlas.
Resultando que, la apreciación
externa que hacemos sobre una persona, no siempre es la correcta.
La apariencia es como los demás
nos ven y nos perciben: el vestuario, la forma de hablar, como actuamos... pero
no podemos reflejar con ella lo que realmente queremos expresar.
Pero cuando conocemos de verdad a
una persona, compartimos con ella nuestros pensamientos y descubrimos
realmente, la personalidad de cada uno.
Cuando vemos a una persona por
primera vez, observamos su aspecto externo. Nos fijamos en su ropa, en su
rostro, en sus complementos...y deducimos como es esa persona. Y es que tendemos
a juzgar sin conocer.
Cada uno es el responsable de
remediarlo ya que, si entablamos una amistad con una persona, vemos como es
ella de verdad.
Una película que nos invitó a
reflexionar acerca del tema fue "La bella y la bestia". La
película nos enseñó que no debíamos juzgar a la bestia por su apariencia sino
que debíamos descubrir como era ella realmente.
A veces, no nos damos cuenta de
lo encantadora que puede ser una persona si la conocemos. Porque solemos
fijarnos en el aspecto externo. Las apariencias engañan, y
eso, es una realidad.
Como conclusión:
¿Te
gusta que los demás te juzguen sin saber por qué haces las cosas?
Quizás te dé igual lo que piensen extraños
que ni te van ni te vienen. Pero puede que sí te siente mal que te juzguen
personas cercanas, que no se han tomado tiempo para escucharte y comprenderte.
Ésa es la razón principal para decidir
no emitir juicios precipitados sobre otras personas: Que a ninguno nos
gusta que nos juzguen alegremente!!
Fuentes: la mente es maravillosa
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