Una imagen vale más que mil palabras (aunque hay quien opina lo contrario).
Aquí os dejo esta imagen, para una buena reflexión....
La
justicia es dar cada quien lo que merece o pertenece. En este sentido, es
primordial para mantener la armonía y el orden en una sociedad.
La igualdad, por
su parte, es la condición de la naturaleza que todos tenemos. Aunque nos
miremos los unos a los otros como individuos y encontremos muchísimas
diferencias, para la ley todos somos o deberíamos ser iguales y valer lo mismo,
no importa el color de piel, las limitaciones físicas o intelectuales, la
condición económica, las preferencias sexuales o las ideas políticas o
religiosas.
“¡No es justo!”, hemos reclamado todos, más de una vez en nuestras vidas. Lo más probable es que el reclamo haya surgido por haber sido víctimas de una evidente desigualdad en el trato. De niños, por ejemplo, que a nuestro hermano le hayan hecho un regalo mucho mejor que el nuestro, o que, con igual nivel de conocimientos que un amigo, a él le haya tomado el examen un profe paleta y a nosotros uno perro, con un resultado claramente perjudicial para nosotros.
Pero en otras ocasiones, esa sensación de injusticia ha provenido de la situación exactamente opuesta: De sentir que, producto de nuestro esfuerzo y sacrificio,merecíamos recibir más que otro que no hizo los méritos para recibirlo. Cuántas veces, por ejemplo, nos tocó un miembro “parásito” en algún grupo de trabajo como estudiantes, que no aportó nada, pero se benefició de nuestro esfuerzo. O aquél patán que se dedicó todo el semestre a entorpecer las clases y no estudió nada para el examen, mientras nosotros nos quemábamos las pestañas estudiando, pero que a punta de copiarnos la prueba, sacó igual resultado.
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