Existe una relación directa entre nuestras
emociones y nuestro cuerpo. Y estas emociones pueden afectar el desempeño de
nuestros órganos.
Así por ejemplo, “la ansiedad puede ser
experimentada como un dolor en el pecho, mientras que el enamoramiento puede
desencadenar cálidas sensaciones placenteras por todo el cuerpo”.
La tristeza, por ejemplo, nos produce cansancio. Según el tipo de sentimiento que nos invada repercutirá en una zona de nuestro cuerpo.
Todos tenemos nuestros límites, no los
excedamos. Tenemos que reconocerlos y superarlos porque si no, van a perjudicar
nuestro cuerpo y mente.
La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria.
Daniel Goleman