En ocasiones vemos a los niños (y no tan niños), provocar
escenas que rápidamente calificamos como “llamadas de atención”,
que ignoramos con intención de evitar reforzarlas.
En estas situaciones los niños
gritan, patalean, se hacen daño, adoptan actitudes regresivas, incluso pueden
llegar a fingir discapacidades o enfermedades. Como vemos, no es tarea fácil
mantener esta actitud que a veces se
prolonga en el tiempo. Sin embargo, las ganancias deben de ser superiores a los
perjuicios cuando ésta es una opción recurrente.
En principio se le quiere
llamar la atención a alguien, a Otro,
mediante acciones, actos, conductas de las más variadas. La gravedad de estas
llamadas no sólo no debe medirse con la vara de la conducta en cuestión (si
alguien se escapa de la casa, no come, se corta, no quiere ir al colegio, tiene
reacciones agresivas, etc.) sino que las cosas que hace SON porque algo le está
pasando! Y eso es lo que hay que poder escuchar.
Los niños
aprenden temprano.
No nacen sabiendo, pero casi. Los niños aprenden muy
rápido a conseguir lo que quieren con conductas manipulativas. Que vayan a más
o menos dependerá de cómo las afrontemos.
Los niños aprenden temprano cómo llamar la
atención de su entorno y controlarlo.
Los padres a veces no saben
cómo reaccionar ante estas llamadas de atención y se ponen
ellos mismos como
las víctimas de la situación, o bien la relativizan queriendo cerrar el tema
con que “es un niñ@ o adolescente” y por eso hace lo que hace… Pero
ocurre que esas reacciones de los padres los llevan a adoptar una posición que
no les permite hacer lugar a lo que el niño o adolescente quiere decir con eso.Cómo atajar estas conductas ?
No
resulta fácil, pero ayuda seguir las siguientes indicaciones:
1.
Nunca lograremos
convencer a un niño para que deje de ser un manipulador en la medida en que su
entorno se lo permita.
2.
Desterrar
las excepciones. Cuando se comporten de manera manipuladora no les
permitamos que consigan nada de lo que se proponen.
3.
No
mostrar debilidad, porque si no, se crecerán. Habrá que mostrarse
tranquilos y seguros, y ello hará que dejen de intentarlo.
4.
No
esperar a que desaparezcan solas, por arte de magia. Precisamente
ocurrirá lo contrario, se cronificará.
5.
Intentar
cuanto antes que aprendan a pedir y a conseguir lo que quieren de
manera adecuada: cuando son más pequeños creándoles rutinas previsibles y
cuando son más mayores explicándoles siempre cómo han de hacerlo y dándoles
pistas claras para ello.
6.
Intentar
autocontrolarse para evitar que las emociones negativas medien en la
interacción y sobre todo, no ponérselo fácil al niño para que las maneje él.
Todas las personas necesitamos reconocimiento, necesitamos que valoren lo
que hacemos o lo que somos, necesitamos ser vistos pero hay un límite entre la salud y lo que
ya comienza a ser algo patológico, no
porque haga sufrir a los demás, si no porque esta persona puede estar sufriendo
mucho si no se la ve como desea.
El niño necesita ser visto y cuando esto no es posible en
su infancia y/o adolescencia, tenderá a buscar esos ojos que lo miren y reconozcan su
persona y su labor en la madurez.
Y en caso de que
creas que necesitas ayuda, no dudes en acudir a un o una profesional que te
ayudará y guiará en el proceso.
Fuentes:blogseitb.com/inteligenciaemocional,
laguia2000, depsicologia