domingo, 1 de febrero de 2015

LLAMADAS DE ATENCION




 En ocasiones vemos a los niños (y no tan niños), provocar escenas que rápidamente calificamos como “llamadas de atención”, que ignoramos con intención de evitar reforzarlas.
En estas situaciones los niños gritan, patalean, se hacen daño, adoptan actitudes regresivas, incluso pueden llegar a fingir discapacidades o enfermedades. Como vemos, no es tarea fácil mantener esta actitud que a veces se prolonga en el tiempo. Sin embargo, las ganancias deben de ser superiores a los perjuicios cuando ésta es una opción recurrente.
En principio se le quiere llamar la atención a alguien, a Otro, mediante acciones, actos, conductas de las más variadas. La gravedad de estas llamadas no sólo no debe medirse con la vara de la conducta en cuestión (si alguien se escapa de la casa, no come, se corta, no quiere ir al colegio, tiene reacciones agresivas, etc.) sino que las cosas que hace SON porque algo le está pasando! Y eso es lo que hay que poder escuchar.
Los niños aprenden temprano.
No nacen sabiendo, pero casi. Los niños aprenden muy rápido a conseguir lo que quieren con conductas manipulativas. Que vayan a más o menos dependerá de cómo las afrontemos.
Los niños aprenden temprano cómo llamar la atención de su entorno y controlarlo.
Los padres a veces no saben cómo reaccionar ante estas llamadas de atención y se ponen
ellos mismos como las víctimas de la situación, o bien la relativizan queriendo cerrar el tema con que “es un niñ@ o adolescente” y por eso hace lo que hace… Pero ocurre que esas reacciones de los padres los llevan a adoptar una posición que no les permite hacer lugar a lo que el niño o adolescente quiere decir con eso.
Cómo atajar estas conductas ?
No resulta fácil, pero ayuda seguir las siguientes indicaciones:
1.    Nunca lograremos convencer a un niño para que deje de ser un manipulador en la medida en que su entorno se lo permita.
2.    Desterrar las excepciones. Cuando se comporten de manera manipuladora no les permitamos que consigan nada de lo que se proponen.
3.    No mostrar debilidad, porque si no, se crecerán. Habrá que mostrarse tranquilos y seguros, y ello hará que dejen de intentarlo.
4.    No esperar a que desaparezcan solas, por arte de magia. Precisamente ocurrirá lo contrario, se cronificará.
5.    Intentar cuanto antes que aprendan a pedir y a conseguir lo que quieren de manera adecuada: cuando son más pequeños creándoles rutinas previsibles y cuando son más mayores explicándoles siempre cómo han de hacerlo y dándoles pistas claras para ello.
6.    Intentar autocontrolarse para evitar que las emociones negativas medien en la interacción y sobre todo, no ponérselo fácil al niño para que las maneje él.
 Todas las personas necesitamos reconocimiento, necesitamos que valoren lo que hacemos o lo que somos, necesitamos ser vistos pero hay un límite entre la salud y lo que ya comienza a ser algo patológico, no porque haga sufrir a los demás, si no porque esta persona puede estar sufriendo mucho si no se la ve como desea.
El niño necesita ser visto y cuando esto no es posible en su infancia y/o adolescencia, tenderá a buscar esos ojos que lo miren y reconozcan su persona y su labor en la madurez.
Y en caso de que creas que necesitas ayuda, no dudes en acudir a un o una profesional que te ayudará y guiará en el proceso.















Fuentes:blogseitb.com/inteligenciaemocional, laguia2000, depsicologia

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