Importante: No debemos alimentar sus quejas o fomentar discursos negativos.
La
depresión
Es
uno de los trastornos psicológicos más limitantes y
de mayor incidencia en la población occidental. Una de cada cinco personas
sufrirá una depresión a lo largo de su vida.
Sus
causas son muy variadas, y hoy en día se cuenta con tratamientos bastante
eficaces. Como en casi todo trastorno, existen unos factores personales y de
estilo de vida que favorecen su aparición, por lo que podemos trabajar en su
prevención.
¿Cómo
ayudar?
Si queremos
ayudar a alguien con depresión lo primero es, comprender a la otra persona.
«En psicología
utilizamos la palabra empatizar, que
significa ponerse en el lugar del otro, poder mirar el mundo desde los ojos de
la otra persona.
Las personas con una mayor
capacidad de empatía son las que mejor saben "leer" a los demás. Son
capaces de captar una gran cantidad de información sobre la otra persona a
partir de su lenguaje no verbal, sus palabras, el tono de su voz, su postura,
su expresión facial, etc. Y en base a esa información, pueden saber lo que está
pasando dentro de ellas, lo que están sintiendo. Además, dado que los
sentimientos y emociones son a menudo un reflejo del pensamiento, son capaces
de deducir también lo que esa persona puede estar pensando.
Ello nos ayuda a
tener una mayor sensibilidad hacia el deprimido y poder dirigirnos a él, con el
respeto y la amabilidad necesaria para que nuestra compañía resulte agradable
y, por tanto, se muestre receptivo a nuestras posibles sugerencias», explica.
Otra cuestión muy importante es «reconocer que no somos terapeutas profesionales
y que, por tanto, no ostentamos un papel decisivo en su recuperación. Aceptar
este hecho nos puede ayudar para no frustranos más de lo necesario».
En ocasiones los
familiares cercanos se irritan con la persona deprimida porque no responde a
sus expectativas, «estos enfados suelen agravar los sentimientos de menosprecio
y de culpabilidad del deprimido. Es importante asumir que es complicado
remontar una depresión y que ello no es debido a la falta de voluntad del
deprimido, sino a la propia depresión que, entre otras cosas, anula la voluntad
de la persona».
No obstante,
esto no implica que debamos complacer en todo a la persona deprimida. «No es
bueno alimentar sus quejas o fomentar discursos negativos». Es más, «frente
a ello, convendría que retiráramos nuestra atención de manera que no
premiáramos con nuestra escucha su visión negativa de las cosas».
«También podemos
desviar sutilmente la conversación hacia otros temas».
¿Cómo? «Podemos
emplear frases del tipo: "No creo que sea bueno para ti conversar
sobre temas que te producen malestar", o "entiendo que en tu
situación veas todo tan negativo pero creo que no es bueno que yo lo alimente,
así que si te parece podemos hablar de otros temas, por ejemplo... un
centro de belleza que han abierto a la vuelta de la esquina. Podríamos pasar
por allí, ¿crees que te gustaría?"». En este sentido, y siempre de manera
tranquila, «podemos dar una visión más serena y realista sobre las
circunstancias que le preocupan. «Pero tendremos que intentar que no sea
vivido como un reproche hacia ellos, así como evitar la confrontación».
Es bueno que
contribuyamos a que la persona realice actividades, especialmente
gratificantes. «Eso sí, teniendo en cuenta que la persona deprimida no está
en buena disposición para llevar a cabo actividades, conviene que nuestras
peticiones o sugerencias no suenen a imposición».
Es muy
importante, puesto que los procesos son lentos, reforzar pequeñas mejorías.
«Por ejemplo, si observamos que ha pasado una tarde sin las quejas habituales,
o que ha hecho el esfuerzo de arreglarse un día, podemos hacer un comentario
positivo, darle un beso, llevarle flores... en definitiva, mostrar nuestra satisfacción de manera que la
persona lo aprecie».
«Hacer sentir
bien a la persona deprimida, cuando ha mostrado alguna pequeña mejoría es la
mejor forma de recompensar sus esfuerzos y contribuir a mantenerlos».
Tener en cuenta!!
Apoyo y protección
El ayudar a una persona
deprimida significa gastar energía propia y puede llegar a ser algo muy
desgastante.
Por tanto es muy importante
protegerse a si mismo. La persona deprimida tiende a apropiarse de la actitud
positiva del que la consuela, y eso hace que esa persona se desgaste
psíquicamente.
Es muy importante aprender a
protegerse de ese contagio. Hay que escuchar la persona deprimida pero no
retener ninguno de los pensamientos negativos en la mente.
Fortalecerse emocionalmente
Lo más importante es
fortalecerse emocionalmente y no dudar de la capacidad de escuchar
para poder
ayudar a la persona.
Esta persona podría utilizar al
que lo aconseja como su chivo expiatorio.
Si esta persona sabe que el que
lo está escuchando establecerá límites de protección, la persona deprimida se
sentirá más responsable para ayudarse a el mismo.
Ayudar a una persona deprimida
es algo muy agotador a nivel moral y psíquico.
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