La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño.
En cualquier hombre auténtico hay un niño que quiere jugar. Nietzsche.
Decía Hans Christian Andersen que "los cuentos se escriben para que los niños se duerman pero también para que los adultos se despierten".
Tal vez haya llegado el momento de dejar un poco de lado el mundo de los adultos y empezar a alimentar nuestra alma creativa con las inspiraciónes que le llenaban de pequeño.
Allan Percy
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