lunes, 28 de enero de 2013

DIEZ MIL HORAS PARA SER UN GENIO

MOZART, BILL GATES O EINSTEIN SON LA PRUEBA DE QUE LA GENIALIDAD NO ES UN DON INNATO, SINO FRUTO DE UN APRENDIZAJE DE HORAS




Wolfgang Amadeus Mozart Getty


Diez mil es el segundo número mágico de la psicología. El primero en orden de descubrimiento fue “7+(-2)”. Lo descubrió George Miller e indica que el espacio de nuestra conciencia o de nuestra memoria inmediata sólo puede albergar entre cinco y nueve datos. Un número de teléfono está justo en el límite. Luego se descubrió que nuestra inteligencia es muy astuta, y que puede albergar más información chunkineando, palabra que me gustaría lanzar, y que significa “agrupar para simplificar”. Recordar 3 y 8 ocupa dos plazas del garaje de la memoria, pero 38 sólo una. ¿Y el número “diez mil” a qué se refiere?

Al número de horas que hay que dedicar a una actividad para llegar a dominarla. La edad me permite constatar que la psicología está sometida a modas. Hubo una época, heredera del romanticismo, en que la genialidad era un don de los dioses o de la Naturaleza, así, con mayúsculas, o de la locura. Luego, de una manera más prosaica, se atribuyó a la genética. Ahora, la balanza se inclina en dirección contraria. El esfuerzo, la tenacidad, el entrenamiento toman la delantera. L

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